Fundamentación
La enseñanza de la Música es la única disciplina que cubre simultáneamente el desarrollo de todas las dimensiones del ser humano. «La educación musical, no la instrucción, despierta y desarrolla», afirma Edgar Willems, «las facultades humanas». Se ha demostrado suficientemente que la Música desarrolla la atención, la concentración, la memoria, la tolerancia, el auto-control, la sensibilidad; favorece el aprendizaje de las lenguas, de las matemáticas, de la historia, de los valores estéticos y sociales y contribuye al desarrollo intelectual, afectivo, interpersonal, psicomotor, físico y neurológico.
La clase Música en la educación general participa de una tradición profundamente socializadora. Al cultivar y exigir por su propia naturaleza la coordinación en tiempo real entre todos los alumnos y/o alumnas del grupo, ya sea en actividades de interpretación vocal, instrumental, de movimiento o de danza, la clase de Música favorece y garantiza el trabajo en grupo. A su vez la clase de Música es un
lugar inigualable para fomentar su creatividad y, al mismo tiempo, educar a estos jóvenes como consumidores, haciendo que sean oyentes críticos para quebrar la uniformización cultural que imponen las multinacionales discográficas y abrir a nuestros alumnos las puertas de la diversidad y la multiculturalidad. Además, en el trayecto, recuperar algo de la tradición de la práctica musical que los medios han ido socavando, si les devolvemos su papel de “actores musicales”, capaces de expresarse mediante la música, el éxito será doble.